lunes, 23 de febrero de 2009

Nuestro País: Cientos de damnificados por terremoto en peligro mientras esperan respuesta del Gobierno

Cientos de damnificados por terremoto en peligro mientras esperan respuesta del Gobierno

REPORTAJE

Sabana Redonda de Poás, (elpais.cr) - A simple vista la casa estaba en buen estado, es una casa como muchas de las zonas rurales de Costa Rica, humilde, pequeña, pero cumple con la necesidad básica de una “vivienda digna”.

Tocamos la puerta y con mucha amabilidad se nos invitó a pasar, “pasen adelante” nos dijo un señor sin preguntar quienes éramos o que queríamos. Una vez que explicamos que estábamos allí para conocer de su situación a raíz del terremoto del pasado 8 de enero, el anfitrión nos dirigió inmediatamente a la cocina de la casa.

Pasamos la sala y al abrir la puerta de la cocina nos encontramos con una casa completamente destruida, las paredes “se rompieron como galletas”, nos dijo una niña de apenas siete años.

La pila estaba en el suelo, los bloques de cemento y las latas de zinc todavía estaban por todos lados.

Al final de la propiedad solo quedaba un muro que dividía la casa de otra que se encontraba en la parte baja del terreno.

A un lado de la cocina estaba un cuarto sin ventanas, donde habían colgado un colchón que funcionaba como ventana provisional sobre todo para contener el viento.

En este lugar los más pequeños de la casa nos contaron su historia del terremoto y los días posteriores a este.

“El día del terremoto estábamos jugando y empecé a gritar…Mi abuela salió pero así…. (Nos dijo Greivin haciendo un gesto con las manos que denota rapidez)… A mi hermana le cayó todo este cuarto encima”, nos indicaban señalando el cuarto sin ventanas.

“Vieras que miedo, nosotros casi nos hacemos…” dijo Greivin con toda sinceridad.

“En la casa mía se le fue toda la cocina, se abrió y las paredes se rompieron como galletas”, contaba apresurada Astrid, unas niñita que el pasado lunes ingresó a primer grado de la escuela.

“Pero vieras que la casa no tiene ventanas, y hace demasiado frío…” continuaba Astrid, “nosotros tenemos que poner una cosa en la puerta para que no se meta el viento porque viera que frío”, insistía.

Los niños también recuerdan a los vecinos, muchos que se han ido del lugar. “Aquí hay muchas casas abandonadas”, dijo Greivin al recordar además con cierta malicia infantil que “a la vecina del frente no le pasó nada, pero gritaba durísimo: terremoto, terremoto es el fin del mundo”.

Astrid muestra cierto dolor por los juguetes perdidos y las “cositas” que se le perdieron “teníamos unos juguetes en el cuarto de pilas y todo eso se fue al bajo…”

La situación ha sido difícil para muchas familias de Sabana Redonda, que siguen esperando la ayuda del gobierno que tarda en llegar.

Y a pesar de lo que el hermano del Presidente de la República, Rodrigo Arias, dijo hace unos días de que “en la zona afectada a nadie le esta faltando lo esencial, los damnificados tienen comida, tienen agua, tienen servicios médicos, tienen ropa y abrigo, no nos hemos olvidado de la gente, es a la gente a la que le hemos dado prioridad”.

La verdad es que tanto en la casa de don José Rafael Castro como la de otros vecinos de Sabana Redonda es claro y evidente el abandono gubernamental, a pesar de varios centenares de millones de colones donados por los costarricenses solidarios.

Otro vecino cuya casa también estaba seriamente dañada dijo que “a nosotros nos dieron un diario que traía una bolsa de arroz, una bolsa de frijoles, como seis bolsas de picaritas y doce rollos de papel higiénico… diay y qué va ha hacer uno con eso, sopa de papel higiénico, nos dan ese montón de papel y sin comida es lo menos que vamos a ocupar”, dejando en evidencia la falsedad en las palabras del ministro Arias.

Para la licenciada Leda Méndez, activista del movimiento Patriótico Nacional, que visitó la zona afectada, “muchas familias están viviendo en un serio peligro porque sus casas están falseadas y las paredes a punto de caer, cientos de personas viven en un peligro constante con la amenaza de deslizamientos y derrumbes, y si esto sucede el único responsable es el Gobierno de Costa Rica por el desprecio a la vida humana con que han tratado esta situación”.

“Es muy fácil desde San José, ver todo bien, pero ya en el lugar se pueden evidenciar las condiciones precarias en que viven decenas de personas afectadas por el terremoto”, señaló Méndez.

“En un recorrido efectuado el pasado sábado por la zona, pudimos ver por nosotros mismos que las palabras de Arias Sánchez son pura demagogia, que la realidad es otra y que nuevamente se le miente a la gente”, finalizó Méndez.

Terminamos nuestra visita a la zona con una frase de esperanza de que las últimas palabras de Astrid se cumplan pronto: “después nos vamos a pasar a otra casa cuando nos de la plata el IMAS”.

Testimonios de abandono

“A mi casa llegaron y dijeron que tenia que desalojar, nos marcaron la casa y nos dijeron que nos fuéramos pero no nos ayudaron”. Marina Rojas.

“Yo nunca he pedido nada al gobierno, pero mi casita se nos vino abajo y ahora necesito que nos ayuden”. Edith Granados

“A mi ni siquiera me han visitado la casa, se nos cayó todo la cocina, un baño, un cuarto, todo quedo en el suelo, estuve tres días en el albergue pero tenia mucho miedo y nos volvimos para la casa en un cuarto que no se cayó vivimos todos”. Reina Sánchez

“Yo vivo en un rancho de madera, prestado, se jodió mucho el piso, entra mucho viento… yo tengo dos niñas, una especial, y un día fui a pedir ayuda y no me dieron nada, me dijeron que me fuera, ni un pañal nos dieron”. Rocío Sánchez.

“Nosotros vivimos 15 en una casa de alquiler que se dañó mucho, pero ahora la dueña nos esta echando porque dice que ocupa la casa para una hija”. Giselle Hernández.

“En la casa de nosotros solo un cuarto quedó bien, allí estamos mis hijos y yo, la casa es alquilada y el señor nos echó porque dice que salimos en tele y eso no le sirve”. Rosa García.

“A mi nadie me ha ayudado, solo vino la gente de liberación, me ofrecieron ayuda por ir a votar, pero les dije que si no hay ayuda yo no voto”. D. Castro

http://www.elpais.cr/articulos.php?id=3342

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